martes, 27 de marzo de 2012

1º C. Trabajo 8. Enfermedades Cardiovasculares

1º C. Trabajo 8. Enfermedades Cardiovasculares
Trabajo del grupo 3, compuesto por: Alejandra Muñoz, Raquel Núñez, María Soriano y Beatriz Caparrós

Se puede acceder al texto del trabajo en este enlace

lunes, 26 de marzo de 2012

1º E. Trabajo 5. Enfermedades Cardiovasculares

ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES

1ºE. Trabajo del Grupo 3.
Marcelo Morda, Luciano Ibáñez, Ricardo Borrego, Javier Moreno y Raúl Muñoz

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domingo, 25 de marzo de 2012

Frans de Waal, primatólogo


«Nuestras emociones apenas se distinguen de las de un simio»

El eminente etólogo afirma que los grandes primates consuelan a sus congéneres cuando sufren e incluso intentar mejorar su vida

«Amos», un chimpancé macho de 26 años, no demasiado mayor, se puso enfermo. Resultó que tenía un hígado de un tamaño mayor de lo normal y probablemente cáncer. Sufría y le costaba respirar, así que sus cuidadores le aislaron en una habitación con un agujero en la puerta. Una hembra de la colonia empezó a recopilar virutas para que estuviera más cómodo. Como él no las utilizaba, decidió meter su mano por el agujero y colocárselas tras su espalda, de la misma forma que un familiar ahueca la almohada de un enfermo en la cama de un hospital. Amos murió pocos días después y todos sus congéneres se mostraron afectados, silenciosos y sin comer. Esta historia tan humana ocurrió hace poco en el Centro Yerkes de Primates, en Atlanta (EE UU), donde investiga Frans de Waal (Países Bajos, 1948), uno de los principales primatólogos del mundo, que ayer visitó Madrid para impartir una conferencia en un ciclo científico de la Fundación Banco Santander. De Waal, autor de varios libros como «El mono que llevamos dentro» o «La edad de la empatía», cree que este ejemplo, como otros muchos, demuestran que todos los grandes primates sienten empatía, es decir, se ponen en el lugar del otro, e incluso son capaces de elaborar estrategias para mejorar la vida de los demás, algo que, hace un tiempo, jamás se hubiera reconocido en un animal.

-¿Cómo demuestran los simios su empatía?

-Cuando los niños humanos ven a miembros de su familia que sufren o lloran, normalmente corren a acariciarlos, tocarlos, tratan de consolarlos de alguna forma. Los simios tienen reacciones similares cuando uno de ellos tiene una pelea o se cae de un árbol. En los humanos, las niñas suelen ser más empáticas y lo mismo ocurre con las hembras en los primates. También lo demuestran con la sincronización corporal. Si uno está triste, se ponen tristes. Existe un contagio, como con los bostezos. Realizamos una animación en la que un mono bostezaba y se la mostramos a otros reales. Después de unos segundos, empezaban a bostezar.

-¿Esto tiene que ver con lo que llaman neuronas espejo?

-Sí, las neuronas espejo forman parte de los procesos de empatía en los seres humanos, pero no fueron descubiertas en humanos, sino en macacos.

-Entonces, podemos pensar que el altruismo forma parte de la naturaleza.

-El altruismo se puede considerar una extensión de la empatía. La empatía significa ser capaz de comprender al otro, mientras que la simpatía es dar un paso más allá, entrar en acción y tratar de mejorar su situación.Y esto es lo que lleva al altruismo, algo común en los mamíferos y quizás en los pájaros, pero no en peces o insectos.

-¿Es correcto hablar de moralidad en los grandes primates?

-No podemos hablar de moralidad en el sentido humano. Los simios no debaten sobre qué es correcto o no, pero sí tienen algunos elementos que se usan en nuestro sistema moral. Muchos fílósofos, como los kantianos, quieren hacernos creer que los humanos nos sentamos alrededor de una mesa y discutimos de manera racional qué es lo correcto y qué no, y eso nos lleva a establecer reglas morales. Pero olvidan que en la moralidad del ser humano hay muchas emociones básicas como la compasión, la reciprocidad, la obediencia a las reglas y la empatía que también se observan en los grandes primates. Pocos filósofos tienen esto en cuenta, como David Hume o Adam Smith, que tanto gustaban a Darwin.

-En todos sus años de trabajo, ¿qué es lo que más le ha sorprendido?

- La capacidad que tienen los grandes primates de reconciliarse después de una pelea. Se abrazan y besan. Los elefantes y hienas también se reconcilian Puede parecer algo banal, pero este descubrimiento ocurrió cuando la teoría predominante era que las sociedades animales estaban basadas en la competición. Esto también me hizo ver la sociedad humana de otra manera..

-Si tuviera que elegir una sola cosa, definitiva, que nos separa de gorilas o chimpancés, ¿cuál sería?

-El lenguaje.

-Tenemos un cerebro básicamente igual. Entonces, ¿qué nos hace tan especiales?

-No hay ninguna parte del cerebro humano que no esté presente en los simios, solo que el cerebro humano es tres veces mayor que el del chimpancé. La característica que más nos diferencia es que somos capaces de utilizar símbolos y tenemos lenguaje. Eso nos permite hacer referencia a situaciones distintas al aquí y ahora, evocar recuerdos... cosa que los chimpancés no pueden hacer.

-¿Qué le parecen los experimentos que se hacen para comparar la inteligencia de niños y chimpancés?

-Me parece arriesgado comparar resultados, porque las situaciones que viven son muy diferentes. Los niños están con sus padres, quien les propone tareas es un humano que utiliza su mismo lenguaje. Los monos están metidos en una jaula, atendiendo a las órdenes de una especie distinta... Hace diez años realizaron un estudio con chimpancés y niños y concluyeron que los chimpancés no tenían capacidad para imitar. Sin embargo, no creo que sea así. Otro experimento en nuestro centro demostró lo contrario. Se enseñó a un chimpancé a abrir una caja y ese mismo chimpancé enseñó a sus congéneres cómo hacerlo.

-Los monos también utilizan herramientas, pero mientras nosotros presenciamos la tercera versión del iPad, sus instrumentos no evolucionan. ¿Por qué?

-Es cierto. Pero esa también fue la situación de gran parte de la historia de la humanidad. A lo largo de un millón de años se estuvieron utilizando las mismas hachas y las mismas lanzas y ha sido en los últimos 2.000 años que los cambios se han producido cada vez con mayor rapidez.

-Conocemos la secuenciación del genoma del gorila y hoy la revista Science publica nuevos datos sobre la del chimpancé. ¿Qué nos revelarán estos estudios?

-Realmente es muy difícil relacionar el genoma, que al fin y al cabo son cadenas de ADN, con el comportamiento de una especie. El genoma del gorila está más cercano al nuestro de lo que pensábamos, pero la implicaciones conductuales son difíciles de extraer.

lunes, 19 de marzo de 2012

1º C. Trabajo 5. Enfermedad. Tipos de Enfermedades

1º C . Trabajo del Grupo 4.
Claudia Fernández, María Vázquez, Miriam Rodríguez, Natalia Acevedo y Carla Yosia

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Smartcity en Málaga

¿Qué es Smartcity...?

Una sociedad sostenible debe ser una sociedad responsable, que responda a los grandes desafíos globales que se presentan con las mejores tecnologías y las mayores capacidades de innovación.

Smartcity pretende conseguir una integración óptima de las fuentes renovables de energía en la red eléctrica, acercando la generación al consumo a través del establecimiento de nuevos modelos de gestión de la microgeneración eléctrica. Se gestionarán sistemas de almacenamiento energético en baterías para facilitar su consumo posterior en la climatización de edificios, el alumbrado público y el transporte eléctrico. Y se potenciará asimismo el uso de coches eléctricos, con la instalación de postes de recarga y la implantación de una flota de vehículos.

Se contará con nuevos contadores inteligentes desarrollados en el marco de la telegestión para hacer posible un consumo eléctrico más sostenible. Además, la instalación de sistemas avanzados de telecomunicaciones y telecontrol permitirá actuar en tiempo real y de forma automática sobre la red de distribución, haciendo posible una nueva gestión de la energía y potenciando la calidad del servicio.

Pero, sobre todo, se busca hacer partícipe al usuario final en todo el proceso.

El objetivo final del proyecto es demostrar cómo es posible conseguir, con el desarrollo de estas tecnologías, un ahorro energético del 20%, así como una reducción de emisiones de más de 6.000 toneladas de CO2 al año.

Málaga ha sido elegida para el desarrollo de Smartcity porque reúne los requisitos necesarios para garantizar el éxito del proyecto: gran potencial de crecimiento, amplias capacidades tecnológicas, fuerte presencia de Universidad y empresas, apoyo decidido de las administraciones públicas y excelentes infraestructuras eléctricas.


http://www.smartcitymalaga.es/

domingo, 18 de marzo de 2012

1º C. Trabajo 6. El SIDA

1º C. Trabajo del grupo 8. Compuesto por Daniel Rodríguez Rodríguez, Marina Hernández de la Rosa, Rocío Muñoz Salguero y Natalia Moreno Arranz.

Se puede acceder al texto del trabajo en el siguiente enlace

sábado, 17 de marzo de 2012

1º C. Trabajo 3. Evolución Humana

LA EVOLUCIÓN DE LA ESPECIE HUMANA

1º C . Trabajo del Grupo 6.

Documentos Complementarios:

1.- Esquema general de Clasificación de los Primates:


2.- Para acceder al documento con el texto del trabajo, usa este enlace

miércoles, 14 de marzo de 2012

1º C. Trabajo 4. Salud y Enfermedad. Factores que influyen en la salud

1º C. Trabajo del grupo 5

Documento complementario al trabajo presentado por los alumnos en clase: Factores que influyen en la salud

Accede al documento a través de este enlace

https://docs.google.com/document/pub?id=1cQPr3zjXt5FlEX13aMNkqfX0ntLbTm3VyomIf2u4lFk

1º C. Trabajo 7. El CÁNCER

1º C. Trabajo del grupo 7. Compuesto por David Ferey, Alejandro Rosa y Kevin Van der Schans



Para acceder al texto del trabajo, usa el siguiente enlace

1º C. Trabajo 6. El SIDA

1º C. Trabajo del grupo 8. Compuesto por Daniel Rodríguez Rodríguez, Marina Hernández de la Rosa, Rocío Muñoz Salguero y Natalia Moreno Arranz.

1º C. Trabajo 4. Salud y Enfermedad. Aspectos Históricos

1º C. Trabajo del grupo 5. Compuesto por: Duilio Martínez, Miguel Ángel Chica, David Rodríguez, Manuel Pedrosa y Sam Terry.




Para acceder al documento con el texto, usad este enlace

martes, 13 de marzo de 2012

1º C. Trabajo 5. Enfermedad. Tipos de Enfermedades

1º C . Trabajo del Grupo 4.
Claudia Fernández, María Vázquez, Miriam Rodríguez, Natalia Acevedo y Carla Yosia

Concepto de enfermedad y enfermo; experiencia de enfermedad; conducta de enfermedad; causas de enfermedad (Claudia Fdez Meissner)
Componentes de enfermedad (María Vazquez Solís)
Tipos de enfermedades (Miriam Rodríguez Santiago y Natalia Acevedo Peña)
Medicina alternativa (Carla Yosia Fernández)


jueves, 8 de marzo de 2012

DÍA DE LA MUJER: Entrevista a Rita Levi-Montalcini, un ejemplo vivo de superación


Rita Levi-Montalcini, Premio Nobel de Medicina: "Cuando ya no pueda pensar, quiero que me ayuden a morir con dignidad"

"El 22 de abril cumple 103 años Rita Levi-Montalcini. La científica italiana, premio Nobel de Medicina, soltera y feminista perpetua -"yo soy mi propio marido", dijo siempre- y senadora vitalicia produce todavía más fascinación cuando se la conoce de cerca. Apenas oye y ve con dificultad, pero no para: investiga, da conferencias, ayuda a los menos favorecidos, y conversa y recuerda con lucidez asombrosa.

Sobrada de carácter, deja ver su coquetería en las preciosas joyas que luce, un brazalete que hizo ella misma para su gemela Paola, el anillo de pedida de su madre, un espléndido broche también diseñado por ella. Desde sus ojos verdes vivísimos, Levi-Montalcini escruta a un reducido grupo de periodistas en la sede de su fundación romana, donde cada tarde impulsa programas de educación para las mujeres africanas.

Por las mañanas visita el European Brain Research Institute, el instituto que creó en Roma, y supervisa los experimentos de "un grupo de estupendas científicas jóvenes, todas mujeres", que siguen aprendiendo cosas sobre la molécula proteica llamada Factor de Crecimiento Nervioso (NGF), que ella descubrió en 1951 y que juega un papel esencial en la multiplicación de las células, y sobre el cerebro, su gran especialidad. "Son todas féminas, sí, y eso demuestra que el talento no tiene sexo. Mujeres y hombres tenemos idéntica capacidad mental", dice.

Con ella está, desde hace 40 años, su mano derecha, Giuseppina Tripodi, con quien acaba de publicar un libro de memorias, La clepsidra de una vida, síntesis de su apasionante historia: su nacimiento en Turín dentro de una familia de origen sefardí, la decisión precoz de estudiar y no casarse para no repetir el modelo de su madre, sometida al "dominio victoriano" del padre; el fascismo y las leyes raciales de Mussolini que le obligaron a huir a Bélgica y a dejar la universidad; sus años de trabajo como zoóloga en Misuri (Estados Unidos), el premio en Estocolmo -"ese asunto que me hizo feliz pero famosa"-, sus lecturas y sus amigos (Kafka, Calvino, el íntimo Primo Levi), hasta llegar al presente.

Sigue viviendo a fondo, come una sola vez al día y duerme tres horas. Su actitud científica y vital sigue siendo de izquierdas. Pura cuestión de raciocinio, explica, porque la culpa de las grandes desdichas de la humanidad la tiene el hemisferio derecho del cerebro. "Es la parte instintiva, la que sirvió para hacer bajar al australopithecus del árbol y salvarle la vida. La tenemos poco desarrollada y es la zona a la que apelan los dictadores para que las masas les sigan. Todas las tragedias se apoyan siempre en ese hemisferio que desconfía del diferente".

Laica y rigurosa, apoya sin rodeos el testamento biológico y la eutanasia. Y no teme a la muerte. "Es lo natural, llegará un día pero no matará lo que hice. Sólo acabará con mi cuerpo". Para su centenario, la profesora no quiere regalos, fiestas ni honores. Ese día dará una conferencia sobre el cerebro.

Pregunta. ¿Cómo es la vida a los cien años?

Respuesta. Estupenda. Sólo oigo con audífono y veo poco, pero el cerebro sigue funcionando. Mejor que nunca. Acumulas experiencias y aprendes a descartar lo que no sirve.

P. ¿Se arrepiente de no haber tenido hijos?

R. No. Era adolescente cuando decidí que nunca me casaría. Nunca habría obedecido a un hombre como mi madre obedecía a mi padre.

P. ¿Recuerda el momento en que decidió estudiar? ¿Qué dijo su padre?

R. Era el periodo victoriano. Mi padre era una persona de gran valor intelectual y moral, pero un victoriano. Desde niña estaba contra eso, porque veía a mi padre dominar todo, y decidí que no quería estar en un segundo plano como mi madre, a la que adoraba. Ella no mandaba. Dije a mi padre que no quería ser ni madre ni esposa, que quería ser científica y dedicarme a los otros, utilizar las poquísimas capacidades que tenía para ayudar a los que necesitaban. Que quería ser médica y ayudar a los que sufrían. Él me dijo: "No lo apruebo pero no puedo impedírtelo".

P. ¿Qué momentos de su vida han sido más emocionantes?

R. El descubrimiento que hice, que hoy es más importante que entonces. Cuando cada experimento confirmaba mi hipótesis, que iba completamente contra los dogmas de ese tiempo, viví momentos emocionantes. Quizás el más emocionante. Por el resto, el reconocimiento de Estocolmo me dio mucho placer, claro, pero fue menos emocionante.

P. Su tesis demostró que, de los dos hemisferios del cerebro, uno está menos desarrollado que el otro.

R. Sí, el cerebro límbico, el hemisferio derecho, no ha tenido un desarrollo somático ni funcional. Y, desgraciadamente, todavía hoy predomina sobre el otro. Todo lo que pasa en las grandes tragedias se debe al hecho de que este cerebro arcaico domina al de la verdadera razón. Por eso debemos estar alerta. Hoy puede ser el fin de la humanidad. En todas las grandes tragedias se camufla la inteligencia y el razonamiento con ese instinto de bajo nivel. Los regímenes totalitarios de Mussolini, Hitler y Stalin convencieron a las poblaciones con ese raciocinio, que es puro instinto y surge en el origen de la vida de los vertebrados, pero que no tiene que ver con el razonamiento. El peligro es que aquello que salvó al australopithecus cuando bajó del árbol siga predominando.

P. En cien años usted ha conocido esos totalitarismos. ¿Cómo se puede evitar que vuelvan?

R. Hay que comenzar en la infancia, con la educación. El comportamiento humano no es genético sino epigenético, el niño de dos o tres años asume el ambiente en el que vive, y también el odio por el diferente y todas esas cosas atroces que han pasado y que pasan todavía.

P. ¿Qué aprendió de sus padres? ¿Qué valores le transmitieron?

R. Lo más importante era comportarse de una manera razonable, saber lo que vale de verdad. Tener un comportamiento riguroso y bueno, pero sin la idea del premio o el castigo. No existía la idea del cielo y el infierno. Éramos religiosos, pero la actitud ante la vida no tenía que ver con la religión. Existía el sentido del deber, pero sin compensación post mortem. Debíamos comportarnos bien, eso era una obligación. Entonces no se hablaba de genética, pero era ese espíritu. Sin premio ni miedo.

P. ¿Ha cambiado mucho su pensamiento a lo largo de la vida?

R. Poco, poco. Siempre pensé que la mujer estaba destruida porque el hombre imponía su poder por la fuerza física y no por la mental. Y con la fuerza física puedes ser maletero, pero no un genio. Lo pienso todavía.

P. ¿Le importó alguna vez la gloria?

R. Para mí, la medicina era la forma de ayudar a los que no tenían la suerte de vivir en una familia de alto nivel cultural como la mía. Esa línea recta no ha cambiado. La actividad científica y la social son la misma cosa. La ayuda a las mujeres africanas y la medicina son lo mismo.

P. ¿El cerebro sigue siendo un misterio?

R. No. Ahora es mucho menos misterioso. El desarrollo de la ciencia es formidable, sabemos cómo funciona desde el lado científico y tecnológico. Su estudio ya no es un privilegio de los expertos en anatomía, fisiología o comportamiento. Los anatomistas no han hecho gran cosa, quitando algunos. Ahora ya no hay barreras. Físicos, matemáticos, informáticos, bioquímicos y biomoleculares, todos aportan cosas nuevas. Y eso abre posibilidades a nuevos descubrimientos cada día. Yo misma, a los 100 años, sigo haciendo descubrimientos que creo importantes sobre el funcionamiento del factor que descubrí hace más de 50 años.

P. ¿Hará fiesta de cumpleaños?

R. No, me gustaría ser olvidada, ésa es mi esperanza. No hay culpa ni mérito en cumplir 100 años. Puedo decir que la vista y el oído han caído, pero el cerebro no. Tengo una capacidad mental quizá superior a la de los 20 años. No ha decaído la capacidad de pensar ni de vivir...

P. Díganos el secreto.

R. La única forma es seguir pensando, desinteresarse de uno mismo y ser indiferente a la muerte, porque la muerte no nos golpea a nosotros sino a nuestro cuerpo, y los mensajes que uno deja persisten. Cuando muera, solo morirá mi pequeñísimo cuerpo.

P. ¿Está preparada?

R. No hace falta. Morir es lógico.

P. ¿Cuánto desearía vivir?

R. El tiempo que funcione el cerebro. Cuando por factores químicos pierda la capacidad de pensar, dejaré dicho en mi testamento biológico que quiero ser ayudada a dejar mi vida con dignidad. Puede pasar mañana o pasado mañana. Eso no es importante. Lo importante es vivir con serenidad, y pensar siempre con el hemisferio izquierdo, no con el derecho. Porque ése lleva a la Shoah, a la tragedia y a la miseria. Y puede suponer la extinción de la especie humana".

Aquí dejo un enlace de un video sobre la entrevista:

http://www.youtube.com/watch?v=2IGCHKZbzz0

martes, 6 de marzo de 2012

BRONCEADO ARTIFICIAL

“Donde entra el sol no entra el doctor”, solían afirmar nuestras abuelas, y con razón. Solo hay que pensar en el rol de la radiación solar en la síntesis de la vitamina D, antídoto del raquitismo y del repugnante aceite de hígado de bacalao.

Sin embargo, lo bueno para latitudes medianas y altas, se vuelve ambiguo cuando se aplica a países tropicales, donde se registran durante todo el año unos muy elevados niveles de radiación solar – en particular de radiación ultravioleta (RUV) – y el problema se convierte en cómo protegerse del sol sin renunciar a los efectos benéficos de la RUV.

Adicionalmente, la globalización ha impuesto el culto del cuerpo y la moda global dicta que hay que exhibir todo el año una piel tostada al sol. Un número creciente de mujeres lo hace obsesivamente, víctimas de una patología conocida como “tanorexia”, o adicción al bronceado. A falta de sol, mujeres siempre más jóvenes acuden a centros de estética para realizar sesiones de “rayos uva”, o sea de exposición a lámparas bronceadoras, que pretenden imitar el espectro solar bronceando el cuerpo mediante dosis controladas de radiación.

Este bronceado artificial contribuye, también en nuestro medio, a alimentar el “sueño” de tener un color más atractivo antes de lucirse en bikini.

La realidad es que se entra en las cabinas de bronceado artificial con un sueño y, muchas veces, se sale con una pesadilla. La pesadilla viene de los riesgos de una excesiva exposición a la RUV: cáncer de piel e, inclusive, el fatal melanoma. De acuerdo con la OMS, en el mundo se registran anualmente dos millones de casos de cáncer de piel (un tercio de los tumores nuevos) y 132,000 casos de melanoma maligno, cuyo riesgo se incrementa en un 75% con el sol artificial.

Sin embargo, la certeza real de un cáncer de piel no asusta a las fanáticas del bronceado. Sólo con una amenaza estética es posible despertar el interés en torno a los riesgos de la RUV. En efecto, las mismas señoras que se abanican con el cáncer, reaccionan rápidamente cuando se les informa que una excesiva exposición a la RUV deja “surcos” en la piel (envejecimiento prematuro por ruptura del colágeno), con consecuencias estéticas y económicas imprevisibles.

Ante tanto riesgo, ¿qué hacer?

Prohibir no sirve: lo prohibido atrae más y se vuelve clandestino. De lo que se trata es de aplicar regulaciones estrictas, como: controlar equipos y lámparas, entrenar al personal a cargo de estos tratamientos, obligar a que cada centro tenga un dermatólogo que haga el seguimiento de los clientes, fijar los tiempos máximos de exposición por sesión y el intervalo entre sesiones consecutivas y, sobre todo, informar sobre los riesgos asociados a esa práctica. En todo caso, no debe permitirse el uso de esos aparatos a menores de 18 años, porque a menor edad mayor es el riesgo.

Y sobre todo, sensibilizar a las autoridades de la salud y a la sociedad sobre la necesidad de aprobar a la brevedad una regulación que prevenga daños irreversibles y permita salvar tantas vidas.