Las
pinturas rupestres de Altamira, así como las de otras cuevas del
norte de España, podrían haber sido realizadas por neandertales y
no por nuestros antepasados directos. Una nueva datación, llevada a
cabo con la técnica uranio-torio en 50 pinturas de once cuevas
españolas, ha revelado, en efecto, que esa forma de arte primitivo
es por lo menos 10.000 años más antigua de lo que se creía y
procede, por lo tanto, de una época en la que los primeros Homo
sapiens aún no habían llegado, o estaban llegando, a Europa. El
estudio ha merecido esta semana la portada de la revista Science.
Los
investigadores, españoles, portugueses y británicos, dirigidos por
Alistair Pike, del Departamento de Arqueología y Antropología de la
Universidad de Bristol, analizaron 50 pinturas en once cuevas del
norte de España, entre ellas las de Altamira, El Castillo y Tito
Bustillo, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La datación
de pinturas en cuevas es una tarea extremadamente difícil y para la
cual los métodos tradicionales, como el del radiocarbono, no
resultan adecuados. Según explica el propio Pike, «tenemos, o
teníamos, un problema real a la hora de elaborar cronologías
fiables para el arte rupestre. Y una de las razones para ello es que
los arqueólogos utilizan el método de datación del radiocarbono,
que no es adecuado para fechar pinturas que están elaboradas solo a
base de pigmentos minerales (sin compuestos orgánicos)».
Medición con uranio
Además,
segun Pike, hay un segundo problema cuando se datan por radiocarbono
las pinturas rupestres: y es que «se toman muestras tan pequeñas
que los efectos debidos a una contaminación externa se magnifican de
forma tremenda. Por eso algunas dataciones por radiocarbono difieren
de otras también hechas por radiocarbono en la misma pintura; o
incluso fechas que se procesan de formas diferentes arrojan
diferentes dataciones por radiocarbono. Por eso, hemos intentado
evitar esos problemas usando un método completamente diferente y que
está basado en la descomposición radiactiva del uranio».
Pike y su
equipo pueden haber encontrado, de hecho, la forma de terminar con
tanta controversia en la datación de las pinturas halladas en cuevas
de toda Europa. Según Joao Zihao, profesor del ICREA (Instituto
Catálan de Investigación y Estudios Avanzados) en la Universidad de
Barcelona y coautor del trabajo publicado en la revista «Science»,
«uno de los mayores problemas es que sabemos muy poco sobre la
cronología del arte rupestre europeo. No sabemos si llegó (a
Europa) junto a los primeros humanos modernos (Homo sapiens, nuestra
especie). No sabemos si ya estaba allí antes de que ellos llegaran».
Por eso, y
dado que los métodos tradicionales de datación (como el
radiocarbono), no funcionan en los pigmentos de las pinturas, en los
que no hay elementos orgánicos, el equipo dirigido por Pike decidió
datar las pequeñas incrustaciones calcáreas que se han ido formando
con el tiempo sobre las propias pinturas. «Estas incrustaciones
-explica Pike- se han formado por el mismo proceso que da lugar a las
estalactitas y estalagmitas de las cuevas. E incorporan pequeñas
concentraciones de uranio radiactivo que se van descomponiendo en
torio a un ritmo constante. Midiendo la cantidad de torio presente,
podemos saber con precisión la edad de las incrustaciones. Y dado
que éstas se forman sobre las pinturas y que, en ocasiones, las
propias pinturas están realizadas sobre esta clase de incrustaciones
(grandes estalagmitas), podemos obtener una edad mínima y una máxima
para las pinturas».
Siluetas de manos en El Castillo
Así, por
ejemplo, los investigadores han determinado que las siluetas de manos
que hay impresas en los muros de la cueva de El Castillo tienen, por
lo menos, 40.800 años, lo que las convierte en las pinturas
rupestres más antiguas de toda Europa, entre 5.000 y 10.000 años
más antiguas que las que hay en Francia.
Más
ejemplos: algunos de los símbolos de la famosa cámara policromada
de Altamira tienen por lo menos 35.600 años de antiguedad. Es decir,
10.000 años más de lo que se pensaba. Altamira, además, fue
periódicamente ocupada (y pintada) en un número indeterminado de
ocasiones a lo largo de un periodo que abarca por lo menos 20.000
años.
Al aumentar
la antigüedad de las pinturas rupestres aumentan también,
inevitablemente, las dudas sobre la autoría de esas obras de arte
primitivas. ¿Quién pintó las cuevas? Los nuevos datos implican que
la tradición de pintar cuevas con pigmentos de colores empezó en
Europa hace más de 40.000 años. Pero resulta que esa edad coincide
plenamente con la llegada al Viejo Continente de los primeros humanos
de nuestra propia especie. Por eso, Pike y sus colegas no pueden
descartar la posibilidad de que los autores no fueran nuestros
antepasados, sino la «otra» especie humana que por entonces vivía
en Europa. Los neandertales, en efecto, ya estaban allí cuando los
primeros «humanos modernos» llegaron.
En palabras
del propio Pike, «las evidencias de la presencia de humanos modernos
en el norte de España se remonta a hace 41.500 años. Antes de ese
momento solo había neandertales». Lo cual, según los
investigadores, abre tres posibilidades diferentes a la hora de
explicar el origen de las pinturas rupestres. O bien los humanos
modernos trajeron consigo la pintura como parte de su cultura; o bien
la desarrollaron de forma muy rápida, nada más llegar, quizá como
respuesta a la competencia con los neandertales; o bien las pinturas
ya estaban allí y los artistas no fueron ellos, sino los
neandertales.
La cuestión
no es menor, ya que la capacidad de los humanos primitivos para crear
arte se considera como un hito de la máxima importancia para la
evolución de la cognición y la conducta simbólica, algo que está
íntimamente relacionado con el desarrollo del lenguaje y nuestra
capacidad de formar y vivir en sociedades complejas. Por no hablar,
claro, de que hasta hace poco se pensaba que los neandertales
carecían de esa conducta simbólica y que por eso sucumbieron sin
remedio ante la llegada de los primeros Homo sapiens, nuestros
antepasados, que gracias a su mayor capacidad intelectual terminaron
por dominar por completo el continente europeo.
«Tenemos
evidencias de arte simbólico prehistórico -explica Pike- en forma
de cuentas perforadas, cáscaras de huevos grabados y pigmentos en
África entre hace 70.000 y 100.000 años. Pero parece que las
primeras cuevas decoradas están en Europa. Un argumento para apoyar
este desarrollo es que la competencia por los recursos con los
neandertales causó un incremento en la capacidad de innovación
cultural de los primeros grupos de humanos modernos, algo que
necesitaban para sobrevivir. La otra posibilidad es que el arte
rupestre empezara antes de la llegada de los humanos modernos, y que
sus autores fueran los neandertales. Lo que sería un hallazgo
fantástico y supondría, además, que las famosas siluetas de manos
en las paredes de las cuevas eran, en realidad, una firma neandertal,
y no nuestra. Sin embargo, necesitamos llevar a cabo más dataciones
para estar totalmdente seguros de ello».
Los
investigadores, aunque aún no pueden demostrarlo sin posibilidad de
error, se inclinan pues a pensar que la posibilidad más realista es
precisamente la más espectacular: que los autores del arte rupestre
no pertenecían a nuestra especie. De hecho, y a pesar de las
evidencias africanas de un «arte simbólico» de 100.000 años de
antiguedad, nunca se ha encontrado en el continente negro una cueva
decorada. Las primeras, las más antiguas, son las del norte de
España, y ahora sabemos que tenían, por lo menos, 40.000 años.
¿Por qué no en África?
¿Quién
pintó esas cuevas? ¿Por qué no se ha encontrado arte rupestre en
África? ¿Por qué, si «nosotros» ya teníamos arte simbólico
hace 100.000 años, dejamos pasar 60.000 años antes de empezar a
pintar cuevas? Las respuestas definitivas tardarán aún en llegar.
Nuevas investigaciones podrían incluso encontrar muestras aún más
antiguas y procedentes, por lo tanto, de una época en la que no
había rastro de Homo sapiens en todo el continente europeo.
Los que sí
estaban allí, durante más de 250.000 años hasta que llegaron los
primeros hombres modernos, eran los neandertales...
No hay comentarios:
Publicar un comentario